Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2020

LA HORA SAGRADA (Capítulo 1: Un Cuarto Propio - Semanas 2 y 3)

[Con estos encuentros termina el Capítulo 1: UN CUARTO PROPIO (inspirado en citas del ensayo homónimo de la gran Virginia Woolf] Al ser mujeres, nuestro contacto con el pasado se hace a través de nuestras madres V.   WOOLF   Uno de esos miércoles, Otilia las esperó disparando esta frase sobre las madres… ¡Para qué!   Coca se despachó primera contra la finadísima Doña Porota que tan hábilmente había amasado las decisiones de su hija cuando niña, cuando joven pero no más ahora que ya era una mujer bien horneada.   A pesar de haber sido una mamá presente y ocupada, Porota siempre había estado preocupada, mejor dicho obsesionada por el porvenir de sus hijas.   Su objetivo de vida había sido que tanto Coca como su hermana se casaran con los mejores partidos.   Coca, siempre obediente, había cumplido con ese mandamiento materno, no así Susi, “una descocada” para su madre.   La leyenda barrial dice que de ella estaba hablando, más bien, lamentándose, cuando después de un profundo so

LA HORA SAGRADA (Capítulo 1: Un Cuarto Propio - Semana 1)

 Seguimos con el capítulo titulado "Un Cuarto Propio" ... ***   No se puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no se ha cenado bien. V.   WOOLF   Lo mismo pensaba Otilia acerca de las meriendas de los miércoles así que para honrar a la autora elegida para su primer mes sin Arturo, preparó un budín inglés con todo lo que Dios (y Doña Petrona) manda: nueces peladas por sus manos, pasas de uva bien gorditas, frutas abrillantadas multicolores, y unas generosas gotas de coñac.   Para las 5.30, el aroma ya estaba instalado en cada rincón de su cuarto y el budín ya estaba en el centro de la escena listo para la función. La escenografía también estaba lista para que se corriera el telón: el sillón de peluquero del abuelo de Otilia para Teté, el sillón de oficina que Inés le había heredado para Coca, y la silla de plástico de patio para Otilia.   La casa de Otilia era una colección de herencias y sobras porque ella a nada le decía que no, menos si venía de sus hijas, po

LA HORA SAGRADA (Capítulo 1- Un Cuarto Propio)

  LA HORA SAGRADA Ana Marcela Logioio   ***   CAPÍTULO 1: UN CUARTO PROPIO -Intro-   Y uno hierve de entusiasmo y cerrando el libro con una especie de reverencia como si fuera algo muy preciado, un refugio al que podrá recurrir mientras viva, vuelve a ponerlo en el estante… V. WOOLF   Cuando Otilia le dijo que sí a Arturo, lo hizo bajo una condición: vivieran donde vivieran, una pared debía estar destinada exclusivamente a su biblioteca.   Y así fue como, durante los 45 años que compartió su vida con su Arturo querido y sus hijas adoradas, Inés y Pilar, se aseguró una puerta de escape nocturna a través de la cual vivió otras vidas, se enamoró sin ser infiel, viajó sin pasaporte, derribó sus alambrados mentales y corrió libre por esa pared infinita. Y fue hacia esa pared ni bien llegó del entierro de Arturo. Quería estar sola.   Estaba bien. Los últimos meses de esa enfermedad de mierda les habían dado tiempo para hablar, despedirse, extrañarse, mirarse, reco

Ella #eclipsedesol

  Ella. Cuando pisás lunas que titilan al mediodía, Te convencés que no sabemos nada de nada Y que no entendemos nada de nada. Entonces sólo resta mirar, maravillar, brillar, y titilar y bailar como Ella que se anima a tapar al gran Rey que todo lo puede. Entonces quiero ser luna y animarme a jugar con mi sombra y eclipsar y titilar y soñar que hasta el más grande puede, aunque sea por un ratito, ser eclipsado por Ella. Pequeña pero magnífica.

Imagine

Hace 40 años un loco mataba al gran imaginador. Hace 4 años un intruso nunca imaginado aniquilaba mis ideas más locas. Hace 40 años los anteojitos redondos se nublaban junto con millones de ojos que aún hoy lo lloran. Hace 4 años muchos ojos se cubrían de nubes, incrédulos de que esas almendras hermosas habían desatado tal hecatombe. Hace 40 años atrapaban a ese perturbado aún con el arma fumando pólvora en sus manos. Hace 4 años manos expertas se empezaban a poner los guantes para deslojar a ese monstruo que vino a perturbar mi paz interior. Pero ese loco no sabía que al disparar lo estaba convirtiendo al gran imaginador en la estrella mas brillante de Central Park. Y ese tumor malvado no sabía que comenzaba una contienda sangrienta, química, poética que aún hoy sigue porque a los imaginadores no se los borra tán fácilmente.