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Mostrando las entradas de diciembre, 2019

Feliz Hoy, Feliz Ahora, Feliz Esta Hora

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Feliz Navidad

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Una más, ¡dale!

Me gusta que ella me enseñe palabras nuevas, locas, mágicas, que me encienden la chispa y me empujan a jugar en este domingo perezoso de orden de biblioteca y de orden de ideas, en este solsticio de verano 2019, con un 2020 incierto que quiero y no quiero que comience porque cada vez soy más conciente de la inutilidad de planificar entonces mejor anoto las palabras raras que me grita desde el sillón mientras surfea en ese océano virtual que se agita con su par de pulgares que superan la velocidad de la luz y llegan a serendipias hermosas como "ramé" que es el nombre perfecto para ese rascacielorraso lleno de libros que domina mi pequeña casa. Sí, ramé. Ese caos hermoso de cuentosnovelaspoemas y demases que son mi biografía más exacta. Y después me grita "zeitgeist" que dice que la aprendió en el taller literario que empezó cuando se quebró el peroné jugando al fútbol entonces comenzó a hacer taquitos con palabras, a buscarles el lugar más efectivo en el block de no

Rebelde Way

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The Best Classroom

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Mi Patio

Pérgola perfumada, techo de mates, sostén de hamacas, refugio de lluvias de verano. Baldozas caja fuerte de momentos sin precio: campeonatos de elásticos estirados y sogas inclusivas, carpas de sábanas viejas y broches de madera secuestrados impúnemente de la miríada de sogas que lo cruzaban cual autopistas atestadas de ropa de siete. Canteros habitados por rosas chinas orgullosas de sus rosas matizados, rudas machos y hembras inconcientes de su género pero listas para dar besos imborrables, ciruelo obelisco distribuidor de sombra y dulzura. Seguís ahí. Sin sogas, sin rudas, sin ciruelos pero el techo de jazmines sigue siendo la guarida de algún gato vagabundo que sabe que ahí hay amor escondido en cada grieta, cada cascote, cada brote que se despereza cada primavera.

Creer o no creer...

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Mi Mujer Salvaje

El cáncer me enfrentó con "mi mujer salvaje". El sabor de lo salvaje me inspiró y salieron palabras que se enhebraron convirtiéndose en poesía. Primero, poesía sana que sana, y después, poesía empapada de esperanza que espera. De codearme casi casarme con la Muerte desperté como incubadora de una nueva mujer, mas salvaje, conciente de mi cuerpo, de mis entrañas, sintiendo cada dolor para después levantarme con dignidad, mas ingeniosa, mas vital, colmada. Resucité. Salvaje. Cruda. Despojada de muchos órganos, de muchos prejuicios, de muchas estupideces. Mi mujer salvaje, mi "vieja que sabe" vivía en mis ovarios. Al extirparlos ella se esparció por todo mi cuerpo. Por eso ahora todo mi cuerpo es salvaje. Mi cuerpo sabe. Intuye. Vibra. Vive. Se manifiesta. Porque tiene "la obligación moral de vivir" y manifestar lo aprendido. Por eso escribo. Y leo. Y en cada lectura excavo. Y planto. Planto bulbos de los cuales florecen poemas. De todos los colores. Poem