LA HORA SAGRADA (Capítulo 1- Un Cuarto Propio)
LA HORA SAGRADA
Ana Marcela Logioio
***
CAPÍTULO 1: UN CUARTO PROPIO
-Intro-
Y uno hierve de entusiasmo y
cerrando el libro con una especie de reverencia
como si fuera algo muy
preciado, un refugio al que podrá recurrir mientras viva,
vuelve a ponerlo en el
estante…
V. WOOLF
Cuando Otilia le dijo que sí a Arturo, lo hizo bajo una condición:
vivieran donde vivieran, una pared debía estar destinada exclusivamente a su
biblioteca.
Y así fue como, durante los 45 años que compartió su vida con su Arturo
querido y sus hijas adoradas, Inés y Pilar, se aseguró una puerta de escape nocturna
a través de la cual vivió otras vidas, se enamoró sin ser infiel, viajó sin
pasaporte, derribó sus alambrados mentales y corrió libre por esa pared
infinita.
Y fue hacia esa pared ni bien llegó del entierro de Arturo. Quería estar
sola. Estaba bien. Los últimos meses de
esa enfermedad de mierda les habían dado tiempo para hablar, despedirse,
extrañarse, mirarse, recorrer lo recorrido, llorar juntos y dormir
abrazados. Arturo se había ido en paz, y
le había dejado un gran depósito de paz a Otilia también.
Entonces, ni bien entró a su casa, se preparó unos mates dulces con unos
bizcochos de grasa que Pilar le había comprado volviendo del cementerio y se
sentó en su sillón a contemplar esos lomos coloridos comprados con tanto
esfuerzo cubiertos de tantas letras rebosantes de sentido.
Mientras tomaba su tercer mate, sus ojos fueron directo a un libro
flaquito de lomo verde manzana que la chistaba provocadoramente desde el tercer
estante: “Un Cuarto Propio” de Virginia Woolf.
***
Una mujer debe tener dinero y
una habitación propia para escribir ficción
V. WOOLF
A los 70, Otilia se encontró por primera vez redecorando su cuarto
propio y recibiendo una generosa pensión de su marido ferroviario. De golpe vio que ese tren que se le acercaba
le ofrecía un viaje nuevo, interesante, motivador. Y estaba dispuesta a subirse
y disfrutarlo sin culpas ni remordimientos.
Comenzó empujando ese televisor lleno de goles, penales y puteadas al cuartito
de las chicas deshabitado desde hacía años y, en su lugar, puso su escritorio,
un pupitre viejo que le había regalado el portero de la escuela 7 cuando se
jubiló luego de 30 años de ejercer como maestra normal de delantal blanco con
alforzas.
Siempre le habían gustado los anacronismos así que lo primero que puso
sobre esa madera, que aún guardaba algún corazón deforme tallado ilegalmente,
la laptop que le había legado Inés. Lenta para su hija diseñadora, un Formula
Uno para Otilia que cada tanto, se sentaba a escribir y guardar, escribir y
guardar, escribir y guardar.
Después trajo la lámpara de pie que estaba al lado del sillón donde se
dormía cada noche abrazada a alguna autora, o autor, y la puso del lado
izquierdo. Ya casi no escribía a mano pero al ser diestra, le quedó esa costumbre.
“Aparte uno nunca sabe cuándo estos aparatos se empacan y te dejan de a pie”,
palabras de Arturo, que siempre prefería su libretita con teléfonos antes que
confiar en ese último regalo de las chicas que casi no había llegado a entender
ni a atender.
No pudo evitar que dos lagrimones rodaran cachete abajo. Entre la
neblina de sus ojos, divisó que el buda de la alegría que le había regalado su
nieta Benita le sonreía contagiosamente.
Entendió el mensaje. No estaba
sola en esta nueva travesía. Aparte de
esa herencia hermosa de mujeres con cabeza y corazón que Arturo la había
ayudado a engendrar, siempre listas y dispuestas a no dejarla sola, estaban sus
dos amigas-hermanas: Coca y Teté.
Coca había perdido a Polo hacía 5 años. Teté había elegido no casarse
nunca, lo que no la hacía solterona ni por asomo. Y acá estaba Otilia, estrenando su título de
viuda de.
Desde siempre, Arturo y Polo habían destinado los miércoles a partir de
las 6 de la tarde al club (bochas, truco, póker) entonces ellas siempre habían
hecho malabares para que las clases de inglés de las dos hijas de Otilia y los
entrenamientos de básquet de los dos de Coca fueran ese día a esa hora. La hora
sagrada. A Teté le venía bien cualquier día porque ella era libre, como le
gustaba recitar con sonrisa de panza llena.
Y desde su jubilación, Otilia había instalado la
costumbre de sugerir un libro por mes, más que nada como excusa para usar citas
o frases como trampolín para cada encuentro semanal y, de paso, no extrañar
tanto el aula donde se sentía plena compartiendo lecturas con sus adorados
alumnos.
De esta manera, Otilia comenzaba cada miércoles
compartiendo lo que más le había gustado del libro, generalmente novelas, cada
tanto alguna antología poética. Coca era
muy responsable y los leía de punta a punta pero necesitaba la guía de su amiga
maestra para descifrar el entrelíneas y ver más allá. Teté generalmente los abandonaba a medio
camino pero como tenía calle, siempre apelaba a su lucidez para guitarrear y
compartir anécdotas jugosas que sus dos amigas casadasmadresdefamilia
disfrutaban intentando no sonrojarse. Casi siempre fracasaban y Coca no podía
evitar rematar con su latiguillo favorito: “¡Qué historia, Teté!”
Entonces, en su Fórmula Uno, Otilia tipeó:
“Las espero el miércoles a las
6.00, como siempre.”
Y después de ojear con orgullosa aprobación el nuevo
escenario que la rodeaba agregó:
“…en mi cuarto propio. Besos, Otilia y Virginia”
Me encantó! Ya quiero seguir leyendo!
ResponderBorrarGabidube
gracias, gabi. ya verán lo que vieneeee
BorrarMe atrapó!!! Es la historia de mis abuelos!!! Mi abuelo llegó de Inglaterra con los ferrocarriles a un pueblo de Entre Ríos y conoció a mi abuela, docente de la única escuela del lugar! Tengo mil anécdotas escuchadas y un millón de fotos vistas una y otra vez.
ResponderBorrarQuiero el segundo capítulo!!!!
Me gustó mucho mucho.!!
ResponderBorrar¡Qué bueno que te gustó!
BorrarUna perla!
ResponderBorrar¡Ay! Qué lindoooo
BorrarWowww... seee!!! Quiero seguir leyendo!!! Menos mal , q arranqué ahora... falta menos para el miércoles!!!
ResponderBorrar👍🏻
¡Hasta el miércoles a las 6.00!
BorrarMe encantó!! Ya quiero seguir leyendo!!!!
ResponderBorrar¡¡¡Buenísima y atrapante!!! Ágil y fresca. Me encantaaaaaa
ResponderBorrarMe encantó. YA YA voy por el segundo
ResponderBorrarFinalmente encontré día y hora para mi Hora Sagrada... Hoy empecé con este capítulo y LO AMÉ. Gracias por hacernos vivir muchas vidas más con tu relato ❤️
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