LA HORA SAGRADA (Capítulo 2: ORGULLO Y PREJUICIO - Semana 3)

 Con este encuentro, termina el Capítulo 2: ORGULLO Y PREJUICIO (inspirado en citas de la novela homónima de la gran novelista Jane Austen)


 

Solamente el más profundo de los amores me convencería de casarme. 

Es por eso que terminaré como una vieja solterona.

J.  AUSTEN

 

El miércoles que le siguió a ese fin de semana lleno de fines y principios tuvo a Coca como cuentista central.  Nunca habían visto a su querida amiga tan enérgica, verborrágica, feliz. Vale agregar el detalle de que llegó a las seis de la mano de Aurelio, quien estaba también en paz luego de haber hablado con Anita y de haber recibido un abrazo de hija que quiere a su padre bien.  Feliz.

Otilia y Teté estaban tan contentas que casi rompen la regla sagrada de “en este espacio hay lugar sólo para tres”.  Pero se contuvieron.  Necesitaban estar solas para escuchar, procesar y disfrutar. 

Gran sorpresa fue la historia de Francisco y Ceci.  Coca les confesó sus sentimientos encontrados ya que la adoraba, pero más anhelaba que su hijo fuera feliz. “Casarse no es joda”, solía decir Arturo. Y se lo repetía a Pilar e Inés cada vez que podía.

Pili todavía estaba soltera, enamorada del arte y sus diseños cada vez más locos y disruptivos. Inés estaba en pareja con Felipe, a quien había conocido en la facultad, y Benita había llegado para bendecirlos.  “No necesitamos ningún cura que nos recite lo que debemos hacer”, solía decir esta mamá joven por elección, profesora en Letras, la gran responsable de muchos de los lomos que se sumaban a la pared favorita de la cabecilla de este clan de los miércoles.

Estaban en el medio de reflexiones sobre el matrimonio, mates, tecitos y polvorones cuando Teté abrió el libro en una página que tenía especialmente señalada y leyó lento, como si quisiera que cada palabra se incrustara en los oídos de sus oyentes: “Solamente el más profundo de los amores me convencería de casarme. Es por eso que terminaré como una vieja solterona.”

Teté siempre hablaba como si las siete décadas que declaraba en su documento de identidad fueran un mero error de tipeo.  Eso es lo que la hacía tan atractiva. Esa juventud eterna.  Eso es lo que la hacía irresistible.  Esa hambre por vivir y sacarle el jugo a cada segundo. Eso es lo que la hacía inalcanzable.  “Mucha mujer”, de nuevo esta frase se colaba en la mente de Otilia.

De pronto, Coca espetó: “¿Saben que Aurelio se habla cada tanto con Pipo?”

Polvorón atragantado en la garganta de Teté.  Mirada asesina en los ojos de Otilia.  Alguna vez habían acordado que nunca más iban a pronunciar esas cuatro letras juntas en sus encuentros.  Pero ahí estaba. Pipo. El gran amor de la adolescencia de Teté.  Una historia trunca que seguía llena de interrogantes y agujeros.  Una historia llena de porqués que Teté siempre se había negado en contestar.

Pipo era el hijo del escribano del pueblo, íntimo amigo del papá de Teté, por lo tanto, se habían criado juntos y se le había declarado a Teté en su fiesta de 15.  Historia de amor de película hasta que la cinta se cortó.

Como doña Esmeralda andaba de capa caída (menopausia fue el primer diagnóstico en el barrio) para los 18 de su adorada hija, Don Justo les regaló un viaje a Europa.  Así fue que partieron las dos rebosantes de emoción a recorrer esas ciudades llenas de historia.  Este viaje era una linda excusa para que Esmeralda visitara a su hermano, Arquímedes, un dandi que había dejado el pueblo de un día para el otro y se rumoreaba que había abierto un restaurant en Barcelona, donde se decía que se había hecho famoso por ofrecer el mejor churrasco argentino. 

Pero ese viaje tan esperado sólo sirvió para marcar el principio de la debacle familiar. Nadie supo por qué.  Las conjeturas barriales aseguraban que como Esmeralda no podía con ella misma, menos con una hija en tierras lejanas.  Por eso se suponía que habían adelantado el regreso quince días.

Este regreso prematuro, intempestivo fue un tema del cual Teté nunca quiso hablar.  Tampoco hubo tiempo porque ni bien regresaron, todas las energías se volcaron en buscar los mejores psicólogos, psiquiatras, curas y mano santas para ver quién podía rescatar a doña Esmeralda, quien cada día se hundía más profundo en un pozo ciego de silencios.

Fue la única vez que sus amigas vieron a una Teté taciturna, oscura, hermética.  También, ¿quién quiere ver a una madre que había sido pura luz apagarse ahogada por fantasmas?

Ni Pipo pudo encontrar la entrada, menos aún la salida, del laberinto donde madre e hija estaban perdidas.  Lo intentó pero sólo logró que un día Teté le dijera que lo de ellos había terminado.

Ese desenlace despertó a la nómade que Teté tenía dormida adentro. La buena posición económica le permitió tomarse todos los vuelos posibles para escapar de su casa ahora hermética, oscura, silenciosa, triste.  Y Pipo corrió a los brazos de la primera amiga que hizo en la facultad y, al año, ya era padre de familia.  Se comentaba que no eran una pareja feliz pero cada crisis la remendaban con un nuevo hijo. Cinco momentos de crisis profunda. Cinco mini Pipos.

Por eso, escuchar esas cuatro letras de golpe fue un cimbronazo para Teté.  Algo aturdida igual juntó fuerzas para leer otra página que tenía marcada en la novela del mes: “Nunca nadie sabe lo que sufro.  Pero siempre es así.  La gente nunca se compadece de aquellos que no se quejan.”

Después de un abrazo de seis brazos mudo pero cargado de sentido, Otilia decidió que era momento de dar un volantazo y cambiar de libro. Como cierre, apelando a esa voz de maestra eterna que siente cada palabra que pronuncia, compartió una frase que tenía resaltada en rosa brillante: 

“¡Después de todo, creo que no existe ningún otro placer como leer!

¡Uno se cansa primero de cualquier otra cosa que de un libro!”

Y así fue como Jane se despidió de sus tres amigas. 

Y Otilia, de las suyas.  Mientras las besaba ruidosamente en el zaguán, les pidió que chequearan sus casillas de mails al día siguiente para enterarse quién iba a ser su nueva invitada estelar y agregó para sumar suspenso: 

-  "...llena de gozo, llena de vida, cargada de energías como un animal joven y contento" las despido hasta el miércoles que viene a las 6.00.



Comentarios

  1. "...llena de gozo, llena de vida, cargada de energías como un animal joven y contento" las despido hasta el miércoles que viene a las 6.00.
    Me mata la ansiedad!!!!! Cada día más atrapante!

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  2. Aquí estaré esperando...La próxima hora Sagrada... qué será de la vida de Pipo, no???

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  3. Qué ganas de seguir leyendo!!!!! Me encanta esta historia!!🌞🌞🌞

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  4. Qué ganas de seguir leyendo!!!!! Me encanta esta historia!!🌞🌞🌞

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  5. "No existe ningún otro placer como leer"
    Esperando próximo miércoles!!!!

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  6. Me encanta! Ya quiero conocer el gran secreto de Teté! Qué pasó en ese viaje??? Genia, Marce! 😍

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  7. Noooo.....¿una semana más hay que esperar?
    ¡¡¡Me mata la ansiedad!!!

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  8. "Polvorón atragantado..." Brillante! Jajajaja. Una pintura llena de sabores, de colores. Nos metés en los distintos climas de cada encuentro, como si formaremos parte del club, sin que nos demos cuenta! Un placer.

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  9. Estas amigas se vuelven cada vez más de carne y hueso, amo sus historias!

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