EL #diez

 Y sí, parece que los inmortales 

también mueren.

Y los mortales Lo lloramos mientras gambeteamos por la vida como podemos.
Como El.
A veces pudo. Muchas otras, no.
Tuvo el planeta redondo como Ella,
a sus pies.
Tuvo magia en sus pies.
Tuvo todo y a veces, nada.
Eligió bien el arco, el ángulo,
en la cancha.
Eligió cruzar líneas finas,
en la vida.
Acarició el triunfo con esa vagancia argentina tan contradictoria.
Tomó la mano de esa enfermera que no sabía que le estaba cortando las piernas.
A veces lo que decía no tenía ni pies ni cabeza pero de golpe venía una genialidad que nos llevaba de vuelta a Ella escurriéndose entre las piernas enemigas para volvernos roncos de alegría.
Ahora las lágrimas gambetean por muchos cachetes celestes y blancos porque seguro que su corazón era bicolor.
Porque El fue pasión, es pasión.
Y la pasión es humana.
Se confunde. Se equivoca. Se contradice.
La pasión grita, la pasión llora, la pasión siente. Sí, se siente, se siente.

Y sí, parece que algunos mortales
nunca mueren.

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