Grises

GRISES

 Hay días tan grises que te endurecen. Te pesan. Te vencen. Y como por dentro estás gris también, Te caés, de rodillas, agobiada, sin ganas, ya no más, por favor, gritan tus ojos inundados, rebalsados, entregados, Tristes. Mirás un punto fijo sin ver. Escuchás sin oír. Te movés sin sentir. Sos un espectro que respira, al mediodía almuerza, se informa, contesta mensajes. Cada tanto el espectro sonríe, mueca muscular, sólo eso. Para los otros, una sonrisa. Para el espectro, nada. No querés mirar para adelante. No te gusta el camino. No hay chances de cambiarlo. La única opción es que dejes de viajar pero te resistís, siempre fuiste una viajera que encontró los colores en los grises. Ahora estás daltónica. Todo gris. Sólo quedan la palabras, les cuesta salir pero salen, grises también, Tristes. Y sí, hay días que las palabras son grises. Pero salen. Y las anoto. Así me pesan menos. Así me siento más liviana. Y el espectro las lee. Asiente. Se sienta a mi lado. Nos miramos. No hablamos. El espectro no usa palabras. Por suerte, yo sí.

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